domingo, 19 de abril de 2009

Sevilla - Guillena - Castilblanco- Guillena

Hoy dia 18 de Abril he retomado el deporte de la bicicleta después de 1 mes inactivo. Bueno, mentira... en este periodo he cogido la bici en dos ocasiones, dos entrenamientos suaves, por el paseo Juan Carlos I , hasta llegar al parque del Huevo de Cólon y otra vez en la que hice una mini ruta por Camas.

Me levanto a las 07.20, y tiro para el Puente del Alamillo donde había quedado con otros 7 compañeros para ir desde allí hasta Guillena.La pereza, el despistes y las ganas de salir en bici, provocaron que se me olvidara desayunar, aunque me llevé una manzana.

Error, gran error.

Una vez reunidos los 8, tiramos por la parte de detrás del parque del Huevo de Cólon y cogemos la carretera de la Algaba, siempre por el carril bici, bueno aunque lo de carril bici es relativo, porque en verdad es un arcén pintado de rojo.

Rodábamos siempre a unas velocidades constantes de entre 20 y 22 km/h. Me sentía bien, aunque no sé porqué pero cuando forzaba un poquito se me subían bastante las pulsaciones, por lo que decidí empezar a comer barritas energéticas y a beber mucha agua.

Cuando pasamos la Algaba, giramos a la izquierda y pasamos por la Torre de la Reina, posteriormente seguimos todo recto y nos plantamos en Guillena.

Habíamos recorrido 23 km desde Sevilla , en una hora y pocos minutos.

Nos reunimos con el resto del grupo, y llegamos a ser un total de 20 ciclistas.

En Guillena, cruzamos un par de calles y nos metimos en los carriles de tierra de Guillena. Es exactamante el mismo recorrido de la ruta de Guillena de la última vez.

Al ser la segunda vez que pasaba por aquí, ya sabía lo que me esperaba, y sabía que las dos grandes dificultades eran la Cuesta de Los Toros y la Cuesta del Contraembalse.

Desde que llegué a Guillena sabía que hoy no iba a ser mi día. Quizás por llevar un mes sin coger la bici, quizás porque no comí lo necesario o quizás porque no dormí las suficientes horas (sólo 5), el caso es que con poco esfuerzo que hiciese se me subían las pulsaciones y tenía que calmarme.

La ventaja de no ser la primera vez que paso por aquí es que te da tiempo a ver detalles que a lo mejor no me pude fijar en la primera vez, como por ejemplo en los paisajes.
De verdad, los paisajes de Guillena son espectaculares. Los árboles verdes, marrones y frondosos, los lagos llenos hasta arriba y calmados como si no corriese el viento, el cielo gris claro y el camino de alvero que se iba alternando con la gravilla... increible... pero sobretodo por la compañía...




Empecé la ruta marcándome mi propio ritmo, sin cebarme con ningún compañero, y sin forzar demasiado, ya que hoy quería superar los 100 kilómetros.



Así que hoy ni demarrajes, ni ataques ni " na de na".

La primera parte del circuíto es un continuo sube y baja, pero sin demasiada dureza. Únicamente hay que tener cuidado con las piedras y dónde metes la rueda, porque te puedes ir al suelo fácilmente.




Cuando llevábamos ya 40 kilómetros ( los que habíamos salido desde Sevilla, pues los demás había venido en coche), empezamos a subir la Cuesta de los Toros.

La Cuesta de los Toros es una cuesta dura , con tramos del 13 y del 18% como máximo, y que tiene una longuitud de 3 kilómetros desde abajo hasta arriba, pero tiene 5 km desde abajo hasta que empieza el descenso, porque en esos dos kilómetros que sobran, lo que hay es un falso llano e incluso tramos de subida.

Comencé la Cuesta a mi ritmo, con plato chico y piñón mediano. Llevaba buena cadencia, pero no sé porqué, hoy mis piernas iban mucho más fuerte que mi corazón, y cuando yo consideré que se me habían subido mucho las pulsaciones decidí bajar el ritmo.




Coronamos la Cuesta, pasamos los dos kilómetros de falsos llanos, y nos tiramos hacia abajo, gracias al descenso, alcanzando velocidades de hasta 50 kilómetros por hora.



Desde que bajamos hasta que llegamos al embalse, pusimos un ritmo alegre, y nos encontramos con un terreno pestoso y rompepiernas.

Llegamos al embalse, y una vez más nos volvimos a quedar maravillados con el paiaaje.

Comenzamos la ascensión a la Cuesta del Contraembalse, que es una cuesta, que hoy me ha parecido menos dura que la última vez, pero infinitamente más larga. Nose... yo creo que era psicológico.




Una vez más, puse plato chico y plato mediano, y otra vez para arriba.
Lo más duro de la cuesta son los primeros 500 metros, que tiene una rampa del 11%, muy constante, y después suaviza un poco, pero vuelve a endurecerse. Es una cuesta que cuando crees que ya la has terminado , te encuentras con más subida... parecía interminable...


Yo la subi a mi ritmo, pero otra vez más se me volvieron a subir las pulsaciones y a mitad de la Cuesta decidí parar... Sí pare... no me estoy jugando el Tour de Francia... me estoy jugando mi salud...

Una vez arriba , coronada la Cuesta, nos lanzamos hacia abajo, por una cuesta en la cogíamos hasta 60 km/h.

Cuando se acaba la cuestaabajo, comienza una cuestaarriba a una trialera de unos 250 metros , con un desnivel del 9%, bastante guay, por cierto. Pues bien a mitad de la trialera, comienzo a notar , con espanto que mi rueda trasera empieza a desinflarse, hasta que acto seguido me obliga a bajarme de la bici.

Cuando me doy cuenta la cubierta tenía una raja 2 cm de diámetro. Mis compañeros , Antonnio y Gustavo, siempre Gustavo, me ayudan con el pinchazo... aunque decidimos aguantar un poco, llenar la rueda y esperar a llegar a Castilblanco para arreglar la rueda.

Llenamos la rueda, pero vimos que se desinflaba demasiado rápido, así que mandé a mis compañeros que se fuesen sin mí y que me esperasen en Castilblanco, mientras que yo iba corriendo con la Bici a cuestas cual corredor de triathlon.
Sin embargo, Castilblanco estaba más lejos de lo que parecía y en una curva decidimos parar y arreglar el pinchazo.

15 minutos después de pinchar, llegamos a Castilblanco, donde nos reunímos con los compañeros. Allí nos compramos algo en la tienda " LA PARRA", descansamos y tiramos por un carril hasta " El Camino de Santiago", el cuál, no te lleva a Galicia, sino a Guillena... no me pregunteis porqué se llama así....

El Camino de Santiago son dos tramos compuestos de un carril sinuoso lleno de piedras, grietas en el suelo, raíces y agujeros.
Imaginaros a la velocidad que pasé yo el caminito con la raja de 2 cm en la cubierta... piano ... piano...

Cuando acabamos ese carril, nos metimos por otro carril de tierra mucho más cómodo y amplio, que favorecía mucho mejor alcanzar mayores velocidades.



En ese camino, cogimos grandes velocidades (alrededor de 30 km/h), y nos plantamos en Guillena, apenas sin darnos cuenta.

Una vez en Guillena, nos dividimos. Por un lado, los que habían venido en coche, fueron a los aparcamientos y partieron hacia Sevilla, y los que habían venido en bici, desde Sevilla, volvieron por el mismo camino por el que habían venido, a excepción de Marcos que se había caído dos veces y de mí, que como había rebentado la cubierta decidí no arriesgar.

Marcos y yo nos volvimos con Arsenio, que tenía un camión. La curiosidad es que en total íbamos 4, y un servidor tuvo que meterse en la parte de atrás del camión, cual mercancia mercantil... no sin antes haberme comprado un paquete de doritos para el camino.

Cuando me volvieron a abrir la puerta del camión (se abría por fuera), estabamos ya en el Alamillo. La verdad es que se me había pasado volando.

Me despedí de mis compañeros, y me fuí a casa tranquilamente. Cuando ya estaba cantando victoria... volví a pinchar en el Carril Bici de la Avenida de Colóm , frente a la Maestranza. Gracias a Dios pinché al lado de la gasolinera, y pude arreglar el pinchazo rapidamente. Aunque me empezó a llover fuerte.

Poco después llegué a mi casa.

Conclusiones:

1º Hoy no ha sido mi día
2º Cubierta a la basura
3º He pinchado dos veces

Tiempo empleado : 5 horas 50 minutos y 31 segundos
Kilómetros realizados: 90.73