Ayer Domingo día 13 de Diciembre realizamos la Ruta Alcalá Extreme.
La jornada comenzó con el consiguiente madrugón para quedar con Mariano (Lider) en la puerta de su casa, a eso de las 08:30 horas.
A esa hora hacía una temperatura de no más de 5 grados, por lo que íbamos bastante abrigados.
De casa de Mariano, fuimos por el carril bici hasta el Hotel Vértice, donde habíamos quedado con 4 amigos más, sobre las 09.15.
De los 6 que íbamos, 4 llevábamos bicicletas Conors, y 3 de nosotros llevábamos la misma bicicleta.
Una vez reunidos comenzamos la marcha, saliendo al polígono El Pino, y desviándonos por la vía verde que conduce hasta Alcalá.
Los caminos de tierra, no son propiamente de tierra, sino de barro, que en ese momento estaba solidicado, puesto que no había llovido desde hacía mucho.
El barro duro, seco y liso es propicio para que se ruede cómodamente.
Lo más peculiar de todo es que había una niebla increíble, que otorgaba un aspecto fantasmal del paisaje, y que me hacía recordar a los campos de Bélgica.
El terreno al principio era bastante llano, aunque poco a poco empezaban a llegar los repechos.
El primero de ellos era el que transcurría por una zona de asfalto, que rodeaba a una casa que estaba en mitad del campo, que la verdad no sabía que era.
En el primer repecho ya se veía que había tres que iban muy fuertes y otros tres que íbamos más tranquilitos.
Personalmente, me tomé la ruta con mucha calma al principio porque sabía que el kilometraje acabaría sobre los 70 km y que el terreno iba a ser duro.
La vía verde que llega hasta Alcalá es una vía con bastantes repechos, y muchos de ellos duros. Desde que salimos hasta que llegamos a Alcalá al menos tuvimos que pasar 3 o 4 subiditas bastante exigentes.
Finalmente cuando estábamos llegando a la zona industrial de Alcalá nos desviamos a la derecha y subimos otra nueva cuesta, que ponía fin a la parte inicial, para introducirnos en una nueva parte del recorrido en el que el terreno se cubría de árboles. Había tantos árboles que muchas veces no veías más allá de 50 metros.
Para entonces, llevábamos ya recorridos unos 17 km desde el Hotel Vértice, aunque yo llevaba ya unos 27 km desde mi casa.
Es curioso, pero era ahora cuando empezaba ya a sentirme mejor... como si por fin hubiese entrado en calor...
Es ahora cuando llegan los "Pa nás". Un "Pa ná", a partir del vocabulario hispabikers, dicese que es la palabra que determina la realización de un determinado trayecto... pa ná.... es decir, subir una cuesta que no estña dentro del recorrido inicial de la ruta, o recorrer un camino para volver luego al mismo sitio...etc...
Subimos unas rampas bastante exigentes, por caminos rojizos estrechos de arcilla, en el que además de la pendiente tenías que evitar ramas y piedras.
Posteriormente, giramos a la izquierda, bajamos la cuesta, bastante pronunciada por cierto, y algo más de 400 metros, para después volver a subirla, desde abajo.
Volvimos a bajar, y llegamos hasta una zona donde terminaban los pinares y nos dejaba en frente del Castillo de Alcalá.
Era una cuesta brutal, por lo menos para mí, recuerdo que en el primer intento no la pude subir porque me tuve que parar porque se me quedó la rueda delantera frenada por culpa de una piedra, pero en el segundo intento la subí entera. Era una cuesta con un desnivel bastante grande yo creo que rozaba el 17%.
De ahí bajamos hasta Alcalá donde nos metimos por unos caminos que bordean el Río. Sinceramente, Alcalá la están dejando preciosa. Pasamos por unos paisajes increíbles. Yo siempre he dicho que Villanueva del Río y Minas, y sobretodo Guillena eran los lugares más bonitos por los que había pasado en bici, pero es justo reconocer que algunos paisajes de Alcalá son de la misma belleza que estos lugares.
Unos kilómetros después pasamos por unos senderos más anchos y despejados, con sus caminos verdes que nos condujeron hasta nuevas subidas.
LLegamos a una subida en la que cuando llevábamos unos doscientos metros, la ascensión en bicicleta se hizo imposible puesto que las piedras ya no eran tales, sino que formaban escalones de piedra caliza que evitaba la progresión de la rueda.
A los 42 km llegamos al centro de Alcalá propiamente dicha. Rodamos hasta la Hermita que hay arriba de la ciudad, pero en vez de subirla por la parte delantera que es mucho más corta, pero empinada, (Es aquella que subí con Crisanto en la famosa ruta en la que supuestamente cogimos un tren para ir hasta Carmona y acabamos en San José de la Rinconada), la subimos por la parte trasera bordeando gran parte de la ciudad, pasando por una subida continuada durante al menos un par de kilómetros por un parque, que desemboca en el Hotel (no me acuerdo del nombre) y de ahí bajada y terreno llano hasta la Hermita, donde hicimos una merecida parada y un descanso.
Desde la Hermita se puede apreciar toda la ciudad. Alcalá es un pueblo en el que nada más echarle un vistazo te quedas flipado de tantas casas blancas que hay. Tiene un Castillo impresionante.
Después de las fotos y de tomarnos una barrita enerjética, nos volvimos a montar en las bicis para bajar por la parte delantera, que es un terreno empedrado en el que hay que tener mucho cuidado, porque no hay un carril determinado, sino que tienes que meter la rueda por césped y piedras lo que a más de uno le llevó a un pequeño susto.
Proseguimos por Alcalá hasta llegar a una zona de nuevos carriles. Justo cuando pasábamos por el centro de Alcalá, nos quedámos sorprendidos del frío que hacía. Pero no era un frío cualquiera, era un frío que se sentía por los gemelos, resultado del microclima de la zona, al estar en la parte de Alcalá que era como un pequeño valle.
Rodamos por los carriles dirección Camino de los maestre, que lleva directamente al Cortijo de los Maestre. En ese momento nos encontramos con Juano, de Hispabikers, que estaba rodando en bicicleta con unos amigos. Estuvimos hablando un rato, y proseguimos la marcha, bajando una cuesta hasta unos 600 metros más adelante, cuando dimos la vuelta, y volvimos a subir la cuesta. Es decir otro "paná"
Yo me encontraba bastante bien y la subí, como no podía ser de otra forma, a mi ritmo. Rodando entre unos 10 y 12 km/h.
Subimos hasta arriba, y en vez de volver por el mismo carril que habíamos venido, nos desviamos hacia la izquierda para proseguir por otro carril más arenoso , que nos llevaba de vuelta al centro de Alcalá.
Realizamos así el camino de vuelta, metiéndonos por los carriles de tierra que te dejan cerca de la Olavide.
Esos carriles de tierra, son los carriles por los que habitualmente rodamos cuando vamos y volvemos a Alcalá. Es el carril de tierra amarilla y llana que transcurre a la vera del canal de agua.
Antes de llegar a la Olavide, en vez de subir por el puente, giramos hacia la izquierda para salir a los mismos carriles de tierra por los que habíamos entrado.
Para entonces yo, que me sentía muy fuerte, había probado dos acelerones continuados, manteniendo una velocidad comprendida entre los 25 y 30 km , en unos 3 km.
Después cuando volví al grupo, me puse de acuerdo con Mariano para meter un acelerón los dos juntos, y dejar a los otros 4 por detrás. La verdad que la jugada nos salió bien. Me puse tras la rueda de Mariano y aguanté el acelerón, pero cuando nos habíamos ido lso dos nos equivocamos de carril y tuvimos que rectificar, y ya nos alcanzaron.
Poco después, llegamos al Polígono El Pino y de ahí a la cervecería. Posteriormente nos despedimos y cada uno a su casa.
Fotos de la Ruta en Diapositivas
Al final.
KiloTiempo empleado: 04 horas 20 minutos 16 segundos
metros recorridos : 71.350